Es la figura dominante de la Sociología francesa.
Durkheim tiene una visión integradora de la sociedad, una orientación consensual y un rechazo de la división y lucha de clases. En su concepción social da preponderancia a la sociedad y al grupo sobre el individuo. En la metodología sociológica, según Durkheim, los hechos sociales deben ser tratados como cosas, su estudio no puede ser realizado por la introspección sino por la observación positiva. Con Durkheim emerge definitivamente el positivismo sociológico. Después de haber estudiado a Comte, a quien consideraba su maestro, Durkheim asume el empleo del método positivista sin reserva alguna, y sus Reglas del método sociológico no son sino la adaptación a la ciencia social del tipo ideal de metodología que se empleaba en la ciencia natural. Según Durkheim, su objetivo era extender el racionalismo científico a la conducta humana, demostrando que es reducible a relaciones de causa y efecto. Para Durkheim los hechos sociales son exteriores a los individuos.
Sostiene que la agregación, la interpretación y la fusión de las mentalidades individuales engendra una especie de unidad psíquica perfectamente distinguible de los individuos. Este producto colectivo no debe identificarse con la suma de sus partes: el grupo piensa, siente y obra de un modo totalmente diferente al de los individuos que lo componen. Por consiguiente, el análisis de la conducta del grupo debe empezar con el estudio de los fenómenos colectivos, no de los individuales. De ahí, se deduce que no hay continuidad entre la psicología y la sociología. Los hechos sociales no pueden explicarse a base de procesos psíquicos individuales. Durkheim quería hacer de la sociología una ciencia positiva. Durkheim piensa que en la vida social hay algunos hechos inexplicables por el análisis físico o psicológico: hay maneras de actuar, de pensar y de sentir que son externas al individuo y que poseen el poder de ejercer coacción sobre él. Estas realidades son los hechos sociales, que para Durkheim constituyen el dominio propio de la sociología.
Los hechos sociales tienen dos características: Su poder de coacción sobre los individuos y, segundo, su difusión general dentro del grupo.
Los hechos sociales deben ser tratados como cosas. Durkheim advierte que los hechos sociales no pueden confiarse al discutible método de la introspección. Los hechos sociales no son producto de voluntades humanas individuales y por lo tanto no pueden ser descubiertos por la investigación psicológica.
Los hechos sociales son exteriores al individuo y, al mismo tiempo, moldean las acciones humanas de un modo inevitable y significativo.
Durkheim dice que cualquier fenómeno social ha de explicarse únicamente en términos sociológicos. Si se recurre a fenómenos psíquicos, la explicación es falsa.
En El suicidio, Durkheim demuestra que las técnicas cuantitativas no son solo útiles, sino esenciales, en la ciencia social. Durkheim investigó cuidadosamente los índices del suicidio en diferentes segmentos de la población europea. Emplea su extenso análisis estadístico para dos fines: primero, para refutar las teorías que pretenden explicar las variaciones de grupo en el número de suicidios a base de factores psicológicos, biológicos (raciales), genéticos, climáticos, geográficos, en los que tuvo notable éxito; y segundo, para apoyar con pruebas empíricas su propia explicación sociológica. En este segundo aspecto, Durkheim llegó a la conclusión de que los diferentes tipos de suicidio son consecuencia de diferencias en la estructura social, especialmente de diferencias en el grado y tipo de solidaridad. Así, el suicidio egoísta, producto de una integración relativamente débil, prevalece en aquellos grupos en que se manifiesta la falta de cohesión social, por ejemplo, entre los célibes y los protestantes; y el suicidio anómico, inducido por el trastorno de las normas sociales, es estimulado por los cambios súbitos, característicos de los tiempos modernos. Durkheim también mostró claramente que la solidaridad social puede inducir al suicidio, como lo revela su tercer tipo, el suicidio altruista, que se manifiesta, por ejemplo, en índices elevados en las sociedades primitivas y en algunos ejércitos modernos.
Durkheim también se plantea el problema fundamental de la generación de pensamiento lógico por parte de la sociedad. Durkheim intenta aclarar algunas ideas básicas sobre el tema religioso con el fin de ver el proceso de creación de pensamiento lógico y colectivo por el hombre. Para ello se hace necesario examinar la religión en su estadio más primitivo, en el que no se encuentra aún contaminada por desarrollos teológico-metafísicos posteriores. Durkheim nos dice que la vida del grupo es la fuente generadora o causa eficiente de la religión, que las ideas y las prácticas religiosas se refieren al grupo social o lo simbolizan.
Durkheim concluye que la función social de la religión es la creación, el refuerzo y la conservación de la solidaridad social. Mientras haya sociedad habrá religión.
Por otro lado, podemos considerar a Durkheim como uno de los fundadores de la sociología de la educación, ya que realiza un preciso análisis social de su naturaleza y funciones. En su interpretación del fenómeno educativo se observa el predominio del elemento social. La educación es concebida como socialización. La educación no es sino la imagen y el reflejo de la sociedad, configura a las generaciones jóvenes con las exigencias y patrones de la sociedad para su permanencia y desarrollo. Constituye el factor más intenso de socialización.
(AA.VV. Diccionario de sociología Universidad Rey Juan Carlos. ESIC Editorial. Madrid. 2004)